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Guernica. Pablo Picasso, 1937,

Política y poesía: Dos caras de la misma moneda

Publicado: 2016-02-23

Concibo la política y la poesía como prácticas hermenéuticas de este texto (sujeto) que todos somos cuyo contexto (cultura) nos es impuesto. Dice Julieta Valero en la Revista de Poesía Prometeo:

Una poética se extiende por diversos ámbitos y toda una vida pero debería comenzar por la razón de la escritura. Escribo porque no hay una proporción directa entre los instrumentos perceptivos (y el ánimo) con los que venimos dotados para realizar el trayecto de la "realidad" cada día y la necesidad de penetración, de comprender, que frecuentemente también traemos de serie. La creación permite intensificar la realidad, trascenderla; alcanzar uno o dotarla a ella (según se sea agnóstico o se piense en el mundo —y en el lenguaje— como algo ya creado) de dimensiones más complejas y profundas.

Y continúa:

En cualquier caso la poesía es un instrumento para compensar esa variedad de ausencias que sufre el hombre moderno —ausencia de Dios, de espacios para asentar lo que llaman "yo", de voz civil, etcétera. Será por eso que el creador establece una identificación (probablemente patológica) entre la escritura y la sensación de estar vivo.

Pienso además la política y la poesía como prácticas poiéticas donde la creación es otra forma entendimiento (social, político, económico, etcétera). Ha escrito Clarice Lispector en La pasión según G.H.:

Crear no es imaginación, es correr el gran riesgo de acceder a la realidad. Entender es una creación, mi único modo.

Y estoy convencido de que los puentes entre la política y la poesía se tienden sobre la obra, o sea, sobre la producción/acción. Cabe recordar a Antonin Artaud en El ombligo de los limbos:

Allí donde otros exponen su obra yo sólo pretendo mostrar mi espíritu. Vivir no es otra cosa que arder en preguntas. No concibo la obra al margen de la vida.

Es por eso que tanto para la política como para la poesía, se necesita aquel realismo bretoniano del Mayo del 68 francés: "¡Sé realista, pide lo imposible!". Lo dice también Slavoj Zizek en En defensa de la intolerancia:

El verdadero acto político (la intervención) no es simplemente cualquier cosa que funcione en el contexto de las relaciones existentes, sino precisamente aquello que modifica el contexto que determine el funcionamiento de las cosas. (...) Todo esto puede expresarse recurriendo a la conocida definición de la política como "arte de lo posible": la verdadera política es exactamente lo contrario: es el arte de imposible, es cambiar los parámetros de lo que se considera "posible" en la constelación existente en el momento.

Más textos del autor aquí.


Escrito por

César Alberto Sánchez Lucero

Lima, 1985. Escritor y gestor cultural, egresado del Programa de Gobernabilidad y Gerencia Política (PUPC), director de Cola de Lagartija.


Publicado en

República Kafkiana

Espacio dedicado a los absurdos reales que superan la ficción