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7ª feria del libro de nuevo chimbote (felinch 2014)

Apuntes sobre una gestión saliente

Desde el interior del país vimos con esperanza el trabajo cultural realizado por Susana Villarán en Lima, mientras que en nuestras municipalidades...

"En Perú, hacer gestión cultural es hacer casi de kamikaze. Pocos creen en lo que haces y luego hay algunos que creen pero ni entienden. Es un esfuerzo a contracorriente, donde hacer bien tu trabajo te amerita portadas en los diarios (nada elogiosas) y comentaristas bravucones dedicándote horas de espacio radial. Entre los que te acusan de elitista y los que te insultan por populista, no alcanzarían las horas del día para responder a cada ataque que hay que soportar".

-"¿Sabes quién es la nueva Gerente de Cultura de la Municipalidad? Quizá no quieras enterarte", Jimena Ledgard-

Publicado: 2015-01-08

En las municipalidades del Perú desarrollar proyectos culturales que afecten la realidad, que edifiquen simbólicamente la ciudad, que aporten valor social, que empoderen al ciudadano y reconstruyan la ciudadanía, es más que imposible. Sin embargo, Susana Villarán fue realista y pidió lo imposible (Slavoj Žižek retoma la frase del Mayo francés: "¡Sé realista, pide lo imposible!", para plantear su concepto de "política"). Durante su gestión, sacó adelante proyectos que luego se convirtieron en ordenanzas culturales. Todo esto se hizo gracias a un equipo liderado por Pedro Pablo Alayza e integrado por jóvenes profesionales y honestos como Gloria Lescano y Guillermo Valdizán. La gestión de Susana Villarán le dio esperanza a los trabajadores culturales, artistas y ciudadanos comprometidos con el desarrollo local.

La cosa en Nuevo Chimbote no ha sido tan feliz ni fácil. Empezando el 2014 la municipalidad dio un terrible salto hacia atrás en cultura casi eliminando la gerencia. El concejo municipalidad desestimó una ordenanza que había planteado la regidora de Cultura, Rosita Neyra, la que creaba la política pública de lectoescritura del distrito. En menos de un año cambiaron a cinco gerentes. Solo hubieron dos con un sincero compromiso cultural: Adrian Torres y Hugo Marquezado, al que cambiaron por el peor de todos, quien asumió la gerencia hasta el último día de la gestión con la venia del alcalde. Pero no fue solo él, sino toda su gerencia la que entorpeció el trabajo que intentábamos realizar con mucho esfuerzo con Rosita Neyra. 

En estas terribles condiciones asumimos los proyectos del Fondo Editorial de Nuevo Chimbote (Fench) y la Feria del Libro de Nuevo Chimbote (Felinch); publicamos 5 libros, los que presentamos en las principales ferias nacionales; fuimos el único fondo municipal que participó en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo) como parte de la delegación de Perú en Colombia; organizamos un concurso de cuento cuya temática giraba en torno a la corrupción; y coronamos el año y la gestión con la Felinch 2014, casi un milagro en medio de la desastrosa gestión municipal endeudada y que hacía agua administrativamente por todos lados. No abundaré en cifras. No enumeraré la cantidad de notas favorables que se publicaron en diarios locales y nacionales ni los réditos socioculturales obtenidos como ciudad.

A cambio de eso hemos sido víctimas de calumnias en diversos medios, de insultos y se-nos-ha-pagado-debiéndonos-nuestros-sueldos (a mí de cinco meses). El alcalde y todos sus gerentes y jefes, "apoyaron verbalmente" el trabajo que realizábamos, sin embargo, los documentos simplemente no se hacían, se perdían o en el mejor de los casos se encajonaban. Había una ignorancia y un desdén de los funcionarios y empleados públicos por lo que hacíamos que colindaba con lo absurdo. Los logros que la cultura le ha proveído a Nuevo Chimbote no han sido gestión de la administración saliente, han sido gestión de Rosita Neyra como regidora. 

El éxito de los proyectos culturales desarrollados se ha logrado prácticamente luchando en contra de lo peor de la municipalidad: empleados malcriados; "chalecos" agresivos que fungían de vigilantes; jefes prepotentes como el de Logística (quien simplemente dijo en las últimas semanas que no firmaría nada); gerentes que jamás respondían los teléfonos; secretarias que no sabían hacer ni un documento; personal mafioso acostumbrado al diezmo (a quienes nunca les dimos el gusto e incluso denunciamos); trabajadores ociosos que por ser estables no les interesaba nada; y un alcalde a quien nadie respetaba.

También tuvimos que padecer factores externos como fueron los "gestores" que jamás hicieron nada trascendente por la ciudad y criticaban con falsos argumentos; instituciones que por cálculo político no apoyaron los proyectos desarrollados; la indiferencia del sector cultural; el desdén de las empresas; los medios "periodísticos" que solo buscaban la confrontación y el sensacionalismo; la falta de compromiso de los profesores de las colegios locales; algunos auspiciadores que nos fallaron, etcétera.

Las condiciones han sido las peores. Por lo mismo, la esperanza y la verdad nos las han traído personas que seguro ya no estarán en la municipalidad, como Wilmer y la señora Melva, quienes fueron los únicos trabajadores municipales que estuvieron en la feria, y Angella Paulino, quien asumió la responsabilidad de la Felinch 2014 y dio la cara por los cobardes que se escondieron. El sostén de la organización no provino de la gestión municipal, sino de fuera. Gracias a Luzmila Bocanegra y Silvia Diestra (Centro Cultural Centenario), a Elmer Coral, a Juan José Magán y a Augusto Riera, quien lideró el voluntariado, y sobre todo a cada uno de los voluntarios, se pudo realizar la 7ª Feria del Libro de Nuevo Chimbote el año pasado.

Los proyectos del Fondo Editorial de Nuevo Chimbote se lograron realizar gracias a sellos y personas que confiaron en nosotros; no en la municipalidad, sino en Rosita y en quienes asumimos los compromisos y responsabilidades. Gracias a Álvaro Lasso (Estruendomudo), a Arthur Zeballos (Ciudad Editorial) y a Víctor Ruiz (Santuario), tres de los más importantes editores del país y Latinoamérica. Gracias también a las instituciones nacionales que auspiciaron nominalmente la feria como la Casa de la Literatura Peruana, el Ministerio de Cultura Perú, el Congreso de la República del Perú y la Biblioteca Nacional del Perú. Gracias a todos quienes apoyaron sinceramente los proyectos que desarrollamos en un año y medio que estuve en la municipalidad comprometido con la cultura local, hombro a hombro con Rosita.

No diré que los proyectos desarrollados como son el Fench y la Felinch cambiaron la realidad cultural local, para eso se necesitan políticas públicas sostenibles, pero se empezó a trabajar con seriedad, honestidad y convicción en la cultura como herramienta de transformación, y creo que eso fue lo más importante de la gestión que realizamos. Tampoco pensaré que el dinero invertido en cultura debe agradecérseles a los funcionarios; el dinero presupuestado es de todos los neochimbotanos; los trabajadores públicos solo se encargan de administrarlo, y estos jamás lo hubiesen destinado a los proyectos culturales desarrollados de no haber sido porque Rosita Neyra luchó por institucionalizar los proyectos y convertirlos en ordenanzas, y su insistencia y la casi penitencia que vivió durante 12 años, yendo de escritorio en escritorio, rogándole a chiquillos y chiquillas para que hagan los documentos, los que se han comportado, en muchos casos, groseramente. 

Esperemos ver a los nuevos trabajadores de la cultura en esta reciente gestión, a quienes vigilaremos y pediremos resultados, como ciudadanos que somos.

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Escrito por

César Alberto Sánchez Lucero

Lima, 1985. Escritor y gestor cultural, egresado del Programa de Gobernabilidad y Gerencia Política (PUPC), director de Cola de Lagartija.


Publicado en

República Kafkiana

Espacio dedicado a los absurdos reales que superan la ficción