¿Vivimos una "ciudadanía cultural"?
A propósito de las próximas elecciones, ¿qué plantean los candidatos para el posibilitar el acceso a los bienes y servicios culturales públicos?
En el actual mundo que vivimos no es suficiente el acceso y ejercicio de los derechos políticos (elegir y ser elegido); económicos (trabajar, tener propiedades) y sociales (recibir servicios públicos); el ordenamiento constitucional, jurídico y normativo debe velar también por el derecho y acceso a los bienes culturales, tanto materiales como simbólicos. A esto se llama “ciudadanía cultural”.
Dicen los colombianos Francisco Cifuentes y Mario Espinosa: “(…) en general, -el ciudadano- tiene derecho a manifestarse culturalmente y a acceder a los bienes materiales y espirituales de su tiempo y de su entorno. Ejercer y llenar estas expectativas configuran la ciudadanía cultural. (…) Las normas de convivencia social, los códigos de respeto mutuo, de entendimiento colectivo, la seguridad colectiva e individual, las normas de tránsito, el cuidado del medio ambiente como patrimonio general, son cuestiones atinentes al concepto y a la práctica de la cultura ciudadana” (Consumo cultural en Bogotá. CEICOS. Observatorio de cultura urbana, Bogotá, l998).
La Ley Orgánica de Gobiernos Regionales, en los artículos 6, 8, 10, 46, entre varios otros, habla de la aplicación de políticas e instrumentos de desarrollo e inclusión cultural, así como de difusión de manifestaciones artísticas. En la Ley Orgánica de Municipalidades, en el artículo 82, señala como función de estas: “Organizar y sostener centros culturales, bibliotecas, teatros y talleres de arte en provincias, distritos y centros poblados”; además de “promover la consolidación de una cultura de ciudadanía democrática y fortalecer la identidad cultural de la población campesina, nativa y afroperuana”.
Explica Néstor García que todo ciudadano tiene el derecho y el deber de “participar activamente en y de la vida cultural de su ciudad: ejercer las libertades de creación y expresión, participar de los circuitos de la oferta y el consumo cultural, intervenir en la industria cultural, establecer cualquier relación con los mass-media; ocupar, usar, interactuar en y con los espacios públicos, recreativos y culturales de su medio” (Ciudadanos y Consumidores. Grijaldo, México, 1996).
En casi una década de bonanza económica regional, ¿cuánto de esto se ha logrado en Áncash? Por ejemplo, con solo una biblioteca en Chimbote y sin teatros, museos ni centros culturales públicos, ¿es posible hablar de “ciudadanía cultural”? ¿Qué hace el actual presidente regional y qué han hecho los alcaldes, regidores y responsables de las áreas competentes? ¿Se han pronunciado los gestores e instituciones culturales, partidos políticos y la sociedad civil organizada? ¿Cuáles son las propuestas políticas de los candidatos al gobierno regional de Áncash y a las municipalidades provinciales y distritales para vivir realmente una “ciudadanía cultural”?
Segunda tarea para los candidatos: piensen en que si fueran artistas o ciudadanos interesados en la cultura, cómo les gustaría que sea Chimbote en lo que respecta a seguridad, medioambiente, limpieza y tránsito, por ejemplo, y cómo utilizarían la construcción de bibliotecas, teatros, museos, centros culturales, etcétera, para lograrlo.
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