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Y entonces el Congreso le dijo a Áncash: “¡Hágase la voz!”

Finalmente la región que según el politólogo Steven Levitsky vive una dictadura, fue escuchada por los Padres de la Patria en audiencia pública

"Durante muchos años, la población peruana prefirió voltear el rostro, no mirar de frente, no hacer caso de la tragedia que estaban viviendo sus hermanos más humildes. Esa condena al silencio, ese olvido por parte del Estado y de la sociedad, también es una forma de arrebatarnos nuestra dignidad y eso es lo que queremos empezar a remediar con ceremonias públicas como ésta que hoy inauguramos".

-Discurso del presidente de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, Salomón Lerner Febres, en la inauguración de las audiencias públicas-

Publicado: 2014-04-08

Lo más cercano a los escalofriantes testimonios vertidos en la audiencia pública descentralizada organizada por una comisión del Congreso de la República realizada en Chimbote, fueron los presentados ante la Comisión de la Verdad y Reconciliación, después de veinte años de guerra interna. Nunca antes tantos peruanos de una misma región habían llorado, indignados e impotentes, por casi una década de asesinatos, robos, vejaciones, abusos, difamaciones e insultos, frente a representantes del Gobierno.  

El lunes 7 de abril de 2014 fue un día histórico para Áncash. Parafraseando a Winston Churchill: "Nunca tan pocos hicieron tanto por tantos". El Congreso de la República le dio voz a una región y esta asordó al Perú con su verdad. Durante cinco horas, 64 personas confesaron haber vivido una pesadilla de la que intentaron despertar denunciando ante el Estado aquel terrorífico sueño de impunidad. Los ancashinos revelaron una lógica macabra: a más pruebas, más ensañamiento de sus victimarios: César Álvarez y sus "comandos". 

La sesión descentralizada de la Comisión de Fiscalización y Contraloría del Congreso de la República, empezó con el conmovedor e indignante testimonio del padre Luis Palomino, exalcalde del distrito de Quillo, quien contó que matones a las órdenes de Elvis Camarena, gerente de Chinecas, proyecto especial que César Álvarez utilizó como caballito de batalla en sus dos campañas electorales y que nunca desarrolló, le rompieron el tabique y los dientes. El padre Palomino, entre lágrimas de impotencia, exhortó a los representantes del Estado: "¡Si creen que esta vida vale, protéjanme!".

La valiente declaración del exfiscal Javier Estrada, fue un duro golpe a la ominosa relación entre jefes y empleados a la que nos tiene acostumbrada la realidad laboral del Perú. Estrada, quien fue destituido por allanar La Centralita, mirando a los ojos al Fiscal de la Nación, José Peláez Bardales, como un hijo decepcionado le dijo: "Eso para mí fue traición, señor, porque usted es el padre del Ministerio Público". El exfiscal también defendió el honor de sus tres colegas, quienes por investigar la corrupción en Áncash al igual que él, fueron destituidos por Peláez Bardales y serán denunciados por abuso de autoridad por el fiscal supremo Carlos Ramos Heredia. Increíble.

Al ver ingresar a Fiorella Nolasco a la audiencia pública, solo me fue posible recordar a Clarice Lispector: "Vivir no es vivible". La hija del exconsejero regional, asesinado hace menos de un mes por la mafia ancashina, llegó encorsetada por un chaleco antibalas y rodeada por un fuerte anillo de seguridad, lo que revelaba la peligrosidad de la verdad en Áncash y la vulnerabilidad del cuerpo. Sin embargo Fiorella habló fuerte y claro y sentenció, categórica: "La justicia en Áncash ha estado comprada", pues si Dante Farro le hubiera hecho caso a su padre, dijo que este seguiría vivo. Se escuchaba en su voz el anhelo de otro pasado de presente ahora imposible.

Muchos familiares de las víctimas esperaron durante años para hacerse escuchar aunque sea tres minutos por el Estado. Ericka Boyascky fue una de ellas. La hermana de Jorge Boyascky señaló públicamente y en voz alta a Luis Arroyo Rojas, actual alcalde de la provincia del Santa, implicado también como autor intelectual del atentado a Ezequiel Nolasco en el 2010 (donde falleció su hijo político), como el asesino de su hermano. Al borde de la desesperación Ericka Boyascky dijo además que "Álvarez ha transformado la región en un pueblo nido de ladrones, de corruptos y de sicarios".

Hubieron otros sesenta testimonios más. Estuve allí hasta el final, con un nudo en la garganta, repitiendo a Hannah Arendt: "Ante la terrible banalidad del mal, las palabras y el pensamiento se sienten impotentes". Me asombró la frialdad y el cinismo del congresista de Perú Posible Víctor Crisólogo, único defensor de César Álvarez en el auditorio, ante las declaraciones en su contra y las pifias por su participación en la audiencia pública. Crisólogo es dueño del canal 31, puesto al servicio de Álvarez, desde donde se ejerce el sicariato mediático de pseudo periodistas como Sandor Renilla y Nelson Vásquez, que enaltecen a Álvarez e insultan a sus opositores, muchos de ellos presentes.

El revés de esas emocionas las propiciaron la fiscal Nancy Moreno, reserva moral de Áncash y Modesto Julca, congresista que denunció las irregularidades del Gobierno Regional de Áncash desde que asumió como parlamentario; ambos están amenazados de muerte. El congresista Julca incluso estuvo impedido por Álvarez de ingresar a Áncash, pues a donde iba los comandos lo recibían con huevos, palos y piedras. Sin embargo en la audiencia pública los dos recibieron a través de los aplausos el apoyo y el respaldo de los ancashinos que luchan contra la corrupción y el sicariato.

Al término de la audiencia pública entendí por fin aquella máxima de Guilles Deleuze: "De lo que ha visto y oído, el escritor regresa con los ojos llorosos y los tímpanos perforados". Todos los anuncios realizados por la comisión que llegó a Chimbote las había escuchado antes en una sesión realizada en el Congreso de la República, sobre todo las del Contralor General de la República, Fuad Khoury Zarzar, como congelar las cuentas del Gobierno Regional de Áncash y enviar auditores. Solo nos resta, como sociedad civil, organizarnos y velar por el cumplimiento de los compromisos contraídos.

Dijo el más grande poeta peruano de los 60, el chimbotano Juan Ojeda, sobre la masacre del año 1961, en el puente José Gálvez: "Todavía pienso que esas víctimas están esperando se señale a las bestias que hicieron posible el atropello. Los verdugos se desplazan con una tranquilidad conmovedora, es necesario pues describirlos despiadadamente, que la brutalidad no permanezca impune". Estos son pues, señoras y señores, los principales nombres que a través de sus declaraciones y pruebas señalaron los ancashinos en la audiencia pública, a riesgo de su propia vida:  

César Álvarez (presidente regional de Áncash); Luis Arroyo Rojas (alcalde de la provincia del Santa); Jorge Burgos (asesor de imagen de César Álvarez); Heriberto Benitez (congresista de Solidaridad Nacional); Víctor Crisólogo (congresista de Perú Posible); Hernán Molina (gerente general regional); Elvis Camarena (gerente del proyecto especial Chinecas); José Peláez Bardales (Fiscal de la Nación); Dante Farro Murillo (expresidente de la Junta de Fiscales del Santa); Eduardo Pastor La Rosa (notario público de Chimbote); Víctor López Padilla (secretario general del Sindicato de Obreros de Construcción Civil y presidente del Frente de Defensa de la provincia del Santa); y Sandor Renilla (conductor del canal 31). Que la ley de Dios y del hombre los juzgue.

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Escrito por

César Alberto Sánchez Lucero

Lima, 1985. Escritor y gestor cultural, egresado del Programa de Gobernabilidad y Gerencia Política (PUPC), director de Cola de Lagartija.


Publicado en

República Kafkiana

Espacio dedicado a los absurdos reales que superan la ficción