Asesinan a exconsejero regional de Áncash
Ezequiel Nolasco recibía constantes amenazas por denuncias realizadas
En julio de 2010 cuatro sujetos ingresaron a la casa de Ezequiel Nolasco, por entonces consejero regional de Áncash, y dispararon a matar. En el atentado falleció su hijo político y Nolasco, quien sobrevivió de milagro, dijo en sus primeras declaraciones desde el hospital: “La bestia, esa bestia de siete cabezas (ha causado) la muerte de mi hijo (…) llorón, hipócrita”. Nolasco se refería a César Joaquín Álvarez Aguilar, presidente regional, autodenominado “La Bestia de Áncash”. Desde entonces, Nolasco se dedicó a buscar justicia y sindicó directamente a César Álvarez y al actual alcalde de la Provincia del Santa, Luis Humberto Arroyo Rojas, quien, a pesar de que según atestado policial se comunicó con sicarios, fue absuelto.
La noche de ayer viernes 14 de marzo, el crimen contra Ezequiel Nolasco, después de casi cuatro años, se concretó. Nolasco fue asesinado de tres balazos en la cabeza en un restaurante de Huacho alrededor de las 11:30 p. m., cuando regresaba a Chimbote desde Lima. Los acompañantes del exconsejero regional declararon que se trataba de "móviles políticos". En febrero de este año Nolasco denunció la impunidad en su caso, puesto que los implicados en el asesinato de su hijo político y el atentado contra su vida: Jaime Sánchez Cachay, "Piolín"; Arnaldo Ordinola Muñoz, "Nayo"; Alexis Reyes Camones, "Loco Alexis"; y Carlos Palacios Flores, exguardaespaldas del alcalde provincial Luis Arroyo también fueron absueltos.
Durante todo este tiempo, desfilaron por el caso aproximadamente 20 funcionarios, entre jueces y fiscales. Nolasco denunció todo el tiempo irregularidades y amenazas de muerte. El año pasado, en una entrevista para la Revista Velaverde, Nolasco se refirió al Gobierno Regional de Áncash como una "mafia" que lo quiso matar. En el programa de Jaime Althaus, transmitido por Canal N, contó sobre el asesinato de la testigo clave, Hilda Saldarriaga, y casos escandalosos que siguen sin resolverse como "La Centralita", donde supuestamente se compraban medios de comunicación en Chimbote.
Esta es la escalofriante realidad que vive Chimbote. La próxima víctima puede ser cualquiera de nosotros si se interpone entre la corrupción y el dinero: candidatos, políticos, periodistas, representantes de la sociedad civil, jueces, fiscales, etcétera. Lamentablemente, con el nivel de impunidad en la región y el país y sobre todo la incipiente cohesión social local, este caso, como otros muchos, también se archivará. Los chimbotanos aún no sentimos que haya algo verdaderamente importante para declararnos en emergencia y protestar a una sola voz; no ir a trabajar ni a estudiar, tomar las calles "todos", no solo unos cuantos figuretis que protestan cuando les tocan el bolsillo, exigiendo que estos casos se resuelvan y que los corruptos y asesinos que todos sabemos quienes son, caigan. ¿Hasta cuándo el gobierno y la prensa nacional no se darán cuenta de que existimos y nos estamos desangrando?